jueves, 11 de marzo de 2010

REFLEXIÓN SOBRE EL CONCEPTO DE DESARROLLO

Fruto de los estudios que estoy cursando en materia de Coordinación de Proyectos de Cooperación para el Desarrollo en la Universidad de Alcalá de Henares, traigo hasta el blog MiCoVi mi intervención en uno de los foros de debate de este curso de postgrado acerca del concepto de desarrollo.


Respecto al termino desarrollo, cierto es que, como bien se indica en las lecturas, no existe una definición única, sino que más bien existen tantos significados como momentos históricos, corrientes políticas e ideológicas, ámbitos geográficos y valores sociales existen. Hay puntos en común entre las diferentes acepciones de desarrollo, pero resulta bastante complicado el consenso en su definición, ya que muchas veces se parte del concepto teniendo en cuenta la finalidad de la utilización del mismo o el ámbito en el que estemos trabajando. No obstante, existe una constante común, y es que el desarrollo está asociado a una idea de futuro que se convierte en la meta a alcanzar por parte de la humanidad, y cada época y cada sociedad tiene su propio deseo de futuro en función de sus convicciones, expectativas y posibilidades.

Por tanto, el desarrollo debe concebirse a partir de las prioridades específicas de cada sociedad, partiendo, eso sí, de la eliminación de la pobreza y de la satisfacción de las necesidades básicas humanas, aspectos que marcan el gran desafío del desarrollo y la base de un nivel de calidad de vida digna.

En este sentido, entiendo el desarrollo como una constante búsqueda de la mejora del bienestar y nivel de vida de los integrantes de una sociedad, partiendo siempre de unas condiciones de dignidad humana (satisfacción de las necesidades básicas) para alcanzar después otras necesidades (materiales o inmateriales) que les son importantes según sus prioridades.

De igual forma, este desarrollo debe ser sostenible, respetuoso con el medio ambiente en el aprovechamiento de los recursos, sin que suponga compromiso alguno para el disfrute de éste por parte de las generaciones venideras.

Un concepto de desarrollo ampliamente aceptado es aquel que lo define como una condición social dentro de un país, en la cual las necesidades auténticas de su población se satisfacen con el uso racional y sostenible de recursos y sistemas naturales.

Dicho esto, se diferencian dos modelos o formas de entender y/o articular el desarrollo:

- Por un lado, está el desarrollo asociado al crecimiento económico /Liberalismo/, que se limita a medir el nivel de desarrollo exclusivamente a través de indicadores económicos, en términos de producción, industrialización, modernización, ... primando lo cuantitativo sobre lo cualitativo y concibiendo que el crecimiento por sí mismo conseguiría el desarrollo social de las sociedades. El principal problema de este desarrollo está en que su enfoque, situando los objetivos económicos de crecimiento y equilibrio macroeconómico como prioridad para el progreso, evidencia las carencias de esta estrategia de desarrollo en grandes problemáticas que quedan desatendidas: la pobreza y la desigualdad.

- Por otro lado, está el desarrollo humano, que plantea que el crecimiento económico no debe ser el objeto central del desarrollo, sino únicamente una más de sus estrategias y referentes. Este modelo concibe el desarrollo en el proceso de expansión de las capacidades de las personas de manera que puedan elegir su modo de vida y cuestiona que el desarrollo dependa exclusivamente de la expansión del capital físico, resaltando la importancia del capital humano, de manera que se sustituye la visión del desarrollo centrado en la producción de bienes por otra centrada en la ampliación de las capacidades de las personas. Un enfoque que prioriza un nivel de vida decente para la sociedad, fomentando la participación, seguridad, sostenibilidad y garantía de los derechos humanos de las personas. Una manera muy ilustrativa de definirlo es la que indica Alfonso Dubois en su artículo Un concepto de desarrollo para el siglo XXI al decir que “el desarrollo humano es el desarrollo de la gente, para la gente y por la gente”.

Una alternativa que podría resultar eficaz, aunque en parte también utópica por los diferentes intereses que mueven a los diferentes países, es plantear un modelo de desarrollo socio – económico que comprenda tanto medidas para el progreso social como económico, priorizando, eso sí, la igualdad y el bienestar social /aplicación efectiva del desarrollo humano/.

Para terminar, algo fundamental, bajo mi punto de vista, es conseguir que los países en desarrollo adquieran mayor confianza en ellos mismos para encontrar sus propias modalidades de camino al desarrollo. Para ello, se debería promover y favorecer que estos países adopten un papel más activo en su propio cambio, ya que el desarrollo no tendrá éxito si no se consigue la participación efectiva de sus agentes sociales en la formulación de las políticas y de los objetivos que marquen su camino al desarrollo.